Cada grupúsculo social tiene su Meca particular, un lugar al que peregrinar al menos una vez en la vida para rezar en compañía de otros fieles. Para el adicto a los videojuegos, sería el E3, aunque la mayoría se conforman con el Simo. Para los roleros, la GenCon americana, aunque la mayoría se conforman con la español o las CLN. Para el fans de los comics sería... ¿la Comicon de San Francisco? ¿Angouleme? ¿Esas de fanzineros de Tokio? Ni idea. Pero la mayoría nos conformamos con el Saló del cómic.
No me malinterpreten. No es mi ánimo el menospreciar a nadie. Al contratio, pues es, sin duda, el evento relaccionado con el 9ª arte más importante de nuestro país. Es el lugar al que ir, el sitio donde se cierran tratos, para el cual se lanzan cientos de novedades y donde confluyen fans y profesionales de todo el territorio. Y personalmente, tenía muchas, muchísimas ganas de poder acudir. Tras años de planearlo, una serie de felices coincidencias hizo posible que la Srta. Montse Akane y el Sr. José Viruete pudiéramos asistir a esta edición.
La srta Akane y yo nos encaminamos al recinto bajo un sol de justicia y sin tener claro lo que encontrarnos allí, en el acontecimiento pajero del año. Una oleada de frikis con gafas y camisetas de jebi y símbolos de superhéroes de la DC nos indicaron el camino a seguir. Había expectación. ¿Podríamos completar nuestras colecciones y recuperar todos los números atrasados que nos faltan, a base de bucear entre interminables cajas con tebeos? ¿Tendríamos que comprar un carrito para llevar todas las novedades que sin duda compraríamos?
Más bien no. El saló es grande, el más grande del país. Pero en la ciudad tampoco se respira ningún ambiente especial... Más allá de las inmediaciones de la convención, nadie diría que se celebra unas jornadas tan vitales para la pequeña industria de nuestro país. Y el acto, propiamente dicho, escomo el expocómic a lo bestia.. Es decir, un montón de stands, para comprar sin parar y una serie de actividades paralelas, de la cual la única que muestra poder de convocatoria es la firma de autores. Que gloria daba pasear por las exposiciones, no había ni Dios. Y las mesas redondas tampoco parece que registraran records de asistencia. Nosotros, sin ir más lejos, apenas las vimos y nos dedicamos a urgar en cajones de saldo sin fin. Y es triste decir que donde más compramos fueron en stands de.. ¡tiendas de Madrid!, porque había más cosas interesantes.
El resto de la ciudad no tenía decoración comiquera alguna. Y encima ni te hacían descuento. Siempre pensé que había un descuento y por eso la gente compraba todas las novedades ahí. ¿Qué sentido tiene hacerlo y hacer así la puñeta a tu librería favorita? La mia me hace un descuentillo y todo. Por lo demás, remítanse a mis otros comentarios sobre Salones del cómic. Es lo mismo pero más grande. Me ha servido, eso sí, para darme cuenta de lo poco fetichista que soy. Me sorprendí a mí mismo, con mi indiferencia hacia los autores presetnes, a pesar de admirar a muchos. Preferí dedicarme a andar por ahí y volver pronto a casa. El autor del cual más me interesaba su firma era el francés Guy Delisle, el de la estupenda Pionyiang, y también pasé. Gibbons y Sienkewick me la soplaban totalmente. ¿Cooomooorl?. La única vez que he hecho cola para que me firmen fue cuando estuvo Jim Starlin en Madrid, el resto de veces, pese a ser buenos autores, he pasado tremendamente. ¿Es normal? De igual manera que al final paso de quedadas o mesas redondas... Al final solo me gusta leer y acaparar material. Soy un materialista de mierda y un
"descariñado", que diría Eme.
Mis compras tampoco fueron muy numerosas. Lo más preciado, un ole! de Los Desahuciados y varios mortadelos circa 1984, de la época de Exterminius y ¿Quién tiene el chollo?,algún atrasado de 52 y Legion.. Y poco más la verdad. Igual les hago el típico post de "Mis recomendados del Saló", pero tampoco he comprado demasiadas novedades o sea que... Lo mejor, como siempre, saludar a los conocidos y a los lectores que nos encontrábamos Montse y yo por ahí, y que refuerzan mi opinión de que al otro lado de la pantalla hay un nivelón superior al de este lado. Un abrazo a todos. En general puedo decir que estoy bastante harto de salones del cómic o el manga y que mis visitas a estos se van a ver reducidas drásticamente, por mero aburrimiento. Cada día estoy más hermitaño, sino fuera por los Calipo... Para terminar con este tema, decir que, al salir, vimos a un nutrido grupo de fans hablar mientras se dirigían a algún sitio. "Qué panda de pajeros", rió Montse. "Seguro que son de alguna quedada de internet, tiene toda la pinta", añadí yo. Luego me entero que eran los de la quedada de La Carcel de Papel, que tienen pinta todos de ser majísimos, eso por supuesto.
El viaje nos reportó, no obstante grandes momentos, comenzando con la comida en Casa Absence (la mejor comida catalana). La opípara comida se vio amenizada con una profunda conversación sobre la vida, internet, y el inabarcable mundo del kung fu caspa y el cine cutre en general. A diferencia del año pasado, donde nos enfrentamos en un legendario duelo de films roñosos, este año nos dedicamos directamente intercambiar material. Ya se sabe que el primer encuentro de los superhéroes siempre lleva a una pelea, para después convertirse en aliados.
Fue en el propio Saló donde pude alternar con dos de los redactores tras esa maquiavélica web que es VideoArena . Los Gafapasta Brothers y El Vaugan nos recibieron con alegrías y abrazos, y nosotros les correspondimos con un fatality de Johnny Cage. No sé que tendremos los seguidores del infracine que en cinco minutos nos ponemos a hablar de nuestras movidas y se crean esas hermandades rápidamente. Nos quedamos con las ganas de conocer al resto de la compañía, pero los dos embajadores del blog lo dejaron en buen lugar. Por Pauli no siento sino devoción y El Vaugan promete convertirse en uno de los que parten el bacalao en el tema de aquí a poco. Videoarena es un blog raro, incluso dentro de las bizácoras, con un estilo muy peculiar pero en el que merece la pena intentar entrar. Os lo digo yo que como muchos crispies de los blancos y lo sé.
El Lunes sin embargo lo pasamos en compañía de Alberto Díaz, nuestro querido MR. Ad del Popular 1, que nos acompañó en nuestra búsqueda de material para la web, nos dio de comer, nos entregó material de lo más jugoso y nos guió por las interminables callejuelas de la ciudad catalana. Espero que te guste Spaced, Alberto, aunque no tenga nada que ver con tu queridísimo Cüneit Arkin. El amigo nos llevó de comer a un sitio justo como me gustan: bueno, bonito y barato, aunque no me ayudó a llevar las miles de bolsas que llevaba tras dejarme casi 100€ de golpe en Gigamesh. Me sangraban los padrastros al avanzar la tarde. Te perdono porque odias a Almenábar.
Por último tuve el orgullo y el privilegio de visitar la redacción de la sensacional revista CineAsia. Tuve la ocasión de conocer a varios de sus miembros el pasado Expomanga, y, tras enterarme que Domingo López leía la web, fue cuestión de unos cuantos mails el poder quedar para conocernos. Domingo ha sido, a través de Kabuki, 2000 Maníacos, su incréible libro sobre pelis asiáticas y su tienda online una influencia constante desde hace años, alguien de quien he copiado tics y en quién he confiado para descubrir miles de cine caspas. Ahora, al frente de Cine Asia, nos trae mes a mes la mejor revista del cine de mercado, y no es peloteo. Es la única que compro, que devoro y que tengo siempre al lado del ordenador con el emule abierto.
Al margen de todo esto, el tío me cayó de puta madre, en general todo el personal de la revista! A pesar de ser un intruso allí, fueron encantadores, hospitalarios, siempre con una sonrisa en la cara y nos obsequiaron con diferentes regalitos, y se encargaron de partir la cara a un grupo de ninjas (con una cinta con la palabra "ninja" en la frente) que me perseguían. Y gracias a ellos vamos a hacer un concursito con los lectores de la web de aquí a poco. No puedo sino desearles lo mejor y transmitirles mi deseo de volver a coincidir cuanto antes. ¡Comprad Cine Asia, gañanes!
Pues eso. Que el viaje fue cojonudo, en el Saló me lo pasé bien y en la ciudad mejor. Aprovecho la ocasión para cagarme en la puta madre de un listo que se lió a darme vueltas aprovechando que no conocía bien la ciudad, si bien sí lo suficiente para darme cuenta de la estafa. ¡Fuck you, asshole!